Incontinencia urinaria: mitos y realidades

Las investigaciones de vanguardia en salud femenina nos permiten hoy en día tratar circunstancias que para muchas generaciones fueron normalizadas.

 

 

 

 

Alia Alamina Guzmán

Licenciada en Fisioterapia, maestra en Neurociencias y especialista en Fisioterapia Uroginecobstétrica

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“¿Estás embarazada? ¡Uuuy!… ¿vas a tener a tu bebé por cesárea, verdad? Ya sabes lo que pasa cuando es parto”… “Vas a seguir usando toalla sanitaria después de la menopausia para que no estés húmeda”… “Ya sabes, lo normal: estornudas y un par de gotitas”… ¿Te han dicho alguna de estas frases?

Existe entre la comunidad de mujeres un secreto a voces, una situación que por mucho tiempo no ha podido ser identificada por la falta de difusión sobre el término incontinencia urinaria. Quizá porque la palabra incontinencia resuena en nuestro pensamiento como un problema grave del que nadie quiere formar parte. Resolvamos el misterio y analicemos parte por parte cual es el verdadero origen de la incontinencia urinaria en la mujer.

El misterioso concepto del suelo pélvico se resume en el conjunto de músculos que forman la base de nuestro tronco y dan sostén a los órganos pélvicos (vejiga, útero, colon y recto). ¿Músculos en la zona pelvi perineal? Así es, y como cualquier otro músculo de nuestro cuerpo, si no se entrena o activa se vuelve débil y pierde tono muscular, convirtiéndose en una estructura flácida.

Hay tres tipos de incontinencia urinaria: por esfuerzo, de urgencia y mixta. La primera está relacionada con el estado muscular (flácido, hipertónico, lesionado, inactivo, hipotrófico…) del suelo pélvico y la gestión de las presiones intrabdominales. ¡Vaya letanía!… ¿y eso qué significa? La gestión de las presiones intrabdominales hace referencia a cómo respiramos o a la forma en la que apretamos de manera inconsciente nuestro abdomen al realizar actividades de la vida diaria, como agacharnos, cargar o mover objetos.

Nuestros músculos abdominales y profundos de la espalda funcionan como un cinturón o “faja” natural que protege tanto a nuestra columna vertebral como a los órganos pélvicos. Cuando este cinturón muscular propio no se encuentra activo, la presión se produce directamente sobre los órganos pélvicos y puede producir su prolapso (descenso), o ser un factor que contribuye a no poder contener la orina de forma adecuada. Esta es la razón del nombre de este tipo de incontinencia urinaria de esfuerzo.

¿Estamos condenadas a vivir con esto? ¡Afortunadamente no! La forma en la que respiramos, la estabilidad de nuestro “cinturón muscular” y la fuerza del suelo pélvico son completamente entrenables. Existen ejercicios especiales, como la gimnasia abdominal hipopresiva, la gimnasia de suelo pélvico y técnicas respiratorias que nos pueden ayudar a prevenir o rehabilitar un problema de incontinencia urinaria.

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