La pandemia endurece la «triple jornada» de las mujeres

Desde hace tiempo se ha venido hablando de que la inequidad laboral entre hombres y mujeres es evidente, al trabajar ellas mucho más en tres frentes: las labores del hogar, el cuidado de los hijos y el empleo o negocio. Desafortunadamente, la pandemia del coronavirus no sólo ha puesto en evidencia esta situación, sino que la ha agravado.

Redacción INSUMISAS

Despiértate de madrugada. Levanta a los hijos y prepárales el desayuno. Luego limpia y ordena, pero apúrate, porque una vez más ya se te hizo tarde para irte al trabajo o a abrir tu negocio. A mediodía (o hasta la noche, en muchos casos), va de nuevo: cuida, atiende, sirve, limpia, levanta… y hazlo pronto, porque mientras más te tardes menos horas de sueño tendrás para reponerte de la jornada.

A pesar de las constantes campañas y esfuerzos de concientización, que han cambiado la percepción tradicional de que las labores y responsabilidades del hogar deben recaer en las mujeres, lo cierto es que ellas siguen cargando con la mayor parte de las tareas. Y la pandemia no ha hecho más que agravar la situación: antes teníamos el consuelo de que los hijos se iban unas horas a la escuela y en la tarde a jugar en casa de un amigo, pero durante el último año han permanecido prácticamente todo el tiempo en casa, y si antes no nos quedaba tiempo para nada, ahora todavía menos.

Ya hay encuestas que demuestran que la mayor afectación de esta pandemia ha recaído en las mujeres, sobre todo en las que tienen hijos menores de 12 años. Casi la mitad de las encuestadas afirman que les ha resultado imposible lograr un equilibrio entre su vida personal y laboral, y la quinta parte mencionan que lo que menos han podido hacer es descansar.

El cuidado de las personas menores y mayores se ha convertido en un problema mayúsculo. Sin escuelas para los niños, sin casas de cuidados para los adultos mayores, sin servicio doméstico, las mujeres se han tenido que improvisar en cuidadoras, maestras, enfermeras y empleadas domésticas. Hoy más que nunca urge hacer visible esta realidad e implementar políticas claras para enfrentar este problema, o el saldo de la pandemia no serán sólo muertos y enfermos, sino mujeres en estado de agotamiento físico y mental.

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