La mayoría de los niños con síndrome de Down pueden aprender a leer y escribir de un modo comprensivo. Para ello es preciso que, desde el comienzo del programa de atención temprana, se tenga en cuenta este objetivo educativo y se prepare al niño con determinados ejercicios y actividades.
MERCEDES DE UNANUE BONET / Licenciada en Educación
mercy_unanue@yahoo.com
Hace 30 años la mayoría de las personas con síndrome de Down (SD) no sabían leer. La razón fundamental es que se consideraba que no tenían capacidad para ello y, en caso de tenerla, se pensaba que no serviría para nada. En definitiva, se les privaba del aprendizaje de la lectura.
Hasta los años 60, la mayoría de las teorías pedagógicas recomendaban que no se debía enseñar a leer a los niños hasta que no tuvieran 6 años, ya que ésta era la edad a la que estaban maduros. De hecho, todavía hoy la lectura y la escritura son objetivos educativos de primero de primaria; es decir, de 6 años. ¿Qué ocurría, entonces, con los niños con SD? Pues que habitualmente no alcanzaban una edad mental de 6 años hasta los 14, si es que lo lograban. Pero además, como se partía de la premisa de que después de los 14 años ya era demasiado tarde para enseñar a leer a una persona (especialmente con SD), tampoco se le enseñaba.
Hoy hemos aprendido gracias a varios estudios e investigaciones que la enseñanza precoz de la lectura favorece el desarrollo del lenguaje, y lo que es más: no es necesario poder hablar para ser capaz de leer.
El objetivo actual no es que los niños con SD aprendan a leer mecánicamente, sino que comprendan lo que leen y que la lectura constituya una herramienta útil para acceder información importante, estar al tanto de lo que ocurre en el mundo, aprender determinados contenidos y conceptos nuevos, y estudiar. Pero además, se busca el placer de la lectura; es decir, que las personas con SD encuentren en la lectura una fuente de disfrute, una actividad que llene sus espacios de ocio, un hobby al que dedicarse, y que no sólo entiendan la lectura como medio de aprendizaje.
El lenguaje de las personas con SD, como grupo, se manifiesta de un modo propio y particular en todos sus componentes. El desfase entre la capacidades de comprensión y expresión es más alto que el que muestran otros niños de su propia edad mental. La articulación, fluidez e inteligibilidad del habla son bajas, debido a varias causas. Con medidas de intervención hay mejoría, aunque las dificultades persisten en la adolescencia y en las etapas juvenil y adulta.
En relación con la percepción y memoria auditivas, las personas con SD tienen dificultades más evidentes que con la percepción y memoria visuales. Con los procesos de memoria a corto, medio y largo plazo también tienen dificultades que exigen medidas de intervención para mejorarlas. Antes de empezar con el método de lectura propiamente dicho, es conveniente que el niño haya participado en un programa de aprendizaje perceptivo-discriminativo, como se explica detalladamente en el método de lectura alrededor de los 4 años de edad, y así el progreso será mayor.
No es un inconveniente que el niño no haya comenzado a hablar, pero sí es requisito que el niño sepa que las personas, los animales, las cosas y las acciones tienen un nombre. Así, por ejemplo, el oír el niño la palabra “pelota” sabe a qué objeto nos referimos y, aunque no la pronuncie, la localiza y la evoca. De la misma manera, cuando se le presenta escrita la palabra “pelota”,después de algunas sesiones en las que el profesor ha leído y dicho el nombre escrito “pelota”, el niño la recuerda y la evoca, comprendiendo que esa información explica detalladamente en el método de lectura alrededor de los 4 años de edad, y así el progreso será mayor.
El proceso es semejante al del lenguaje oral en virtud del cual el niño va comprendiendo los nombres de las cosas y de las acciones, asociándolas conforme los adultos van nombrándolas. La entrada sensorial es global en ambos casos. Aunque la evolución y el desarrollo, a grandes rasgos, siguen los mismos pasos que los de los niños que no tienen SD, hay diferencias en el modo de aprender y de retener lo aprendido. La lentitud en su capacidad para percibir , procesar y elaborar respuestas ante los estímulos del ambiente, implica la necesidad de respetarles y darles el tiempo que necesitan, pero también la de estimularles a reaccionar con más rapidez.
Los niños con SD pueden desarrollar varias habilidades y pueden aprender a leer, pero es necesario tenerles paciencia y utilizar el método adecuado para lograrlo.
Recuerda que todo pasa… ¡Gracias por leerme!