Cuando una mujer no cuenta con una red de apoyo, es un víctima fácil de la violencia de género. Es por ello que la sororidad (hermandad entre mujeres) es un camino para percibirnos como iguales y así poder aliarnos, compartir y, sobre todo, cambiar nuestra realidad.
Redacción INSUMISAS
La sororidad lleva implícita la transformación de las relaciones entre nosotras y el despliegue de nuevas posibilidades de vida. ¡Juntas siempre seremos poderosas, pero enfrentadas siempre seremos sometidas! Así que es necesario conocer los pasos para construir, sostener y disfrutar de esta hermandad de género:
- 1. Debemos dejar de juzgar nuestra apariencia física y la de las demás.
- 2. Debemos tener siempre presente que las decisiones sobre nuestro cuerpo son solo nuestras.
- 3. Debemos respetar las formas en las que las demás eligen vivir su sexualidad.
- 4. Nunca debemos justificar el acoso o la violencia hacia otras mujeres, ni dudar de sus testimonios al respecto… ¡Prohibido decir «ella se lo buscó»!
- 5. Debemos evitar reproducir ideas y juicios sobre nosotras, como que somos débiles, dramáticas, histéricas, etc.
- 6. Debemos ser amables y generosas con las demás, ser esa persona que nuestras amigas llamarían sin importar el problema que tuvieran.
- 7. Cuando una mujer nos quiera hablar mal de otra, expliquémosle el grave error que está cometiendo al dejar de ser una aliada.
- 8. Cuando conversemos con nuestras amigas, incluyamos temas de autocuidado.
- 9. Generemos una red de seguridad con nuestras amigas y mantengámonos en comunicación, al pendiente de nuestras ubicaciones y con planes de contingencia.
- 10. ¡Sumemos a todas las amigas que podamos!