Sororidad: ¿sabes lo que significa?

La palabra sororidad, a pesar de ser un neologismo, no es para nada nueva; de hecho, fue creada en 1921 (hace exactamente un siglo) por el escrito español Miguel de Unamuno, impulsado por algo que él consideró necesario: diferenciar la «hermandad femenina» del término masculino «fraternidad».

Redacción INSUMISAS

Atendiendo a su origen etimológico, sororidad viene del latín soror (hermana), y alude a una relación de amistad y solidaridad muy estrecha entre dos o más mujeres, y en la actualidad se aplica para definir este tipo de relación nacida en un contexto de discriminación sexual y violencia patriarcal. Se ha vuelto tan relevante que la Real Academia de la Lengua Española la reconoció oficialmente a finales del 2018.

La investigadora mexicana Marcela Lagarde es una de las principales impulsoras del uso contemporáneo del término, en el contexto de la lucha feminista, y en las últimas décadas la palabra ha sido incorporada progresivamente en el activismo y la literatura feminista. Durante la denominada segunda ola del feminismo (1960-1980) en los Estados Unidos, muchos grupos de mujeres se formaron en torno a intereses en común para prestarse apoyo mutuo y comprensión, empleándose la palabra sisterhood ​o sorority para definir estas relaciones entre iguales.​

Sin embargo, desde el propio movimiento feminista surgieron críticas a esta definición de igualdad entre pares, que no tiene en cuenta las desigualdades raciales, de clase y de orientación sexual entre las mujeres. Es por ello que durante la tercera ola del feminismo (desde 1990 hasta la actualidad), se incorporó el concepto de interseccionalidad, para sostener que el género, la raza, la desigualdad económica y la sexualidad son factores que se intersectan para generar múltiples niveles de opresión y discriminación. Así, la interseccionalidad vino a ampliar la definición de sororidad, hacia una solidaridad entre mujeres que viven situaciones de desigualdad condicionadas por otras causas, como su raza o clase social.

La misma Lagarde considera la sororidad un pacto político entre mujeres, definiéndola como «la amistad entre mujeres diferentes y pares, cómplices que se proponen trabajar, crear y convencer, que se encuentran y reconocen en el feminismo, para vivir la vida con un sentido profundamente libertario». Más adelante profundizó en los aspectos teóricos y prácticos del término, afirmando que la sororidad es «una dimensión ética, política y práctica del feminismo contemporáneo, una experiencia de las mujeres que conduce a la búsqueda de relaciones positivas y a la alianza existencial y política, cuerpo a cuerpo, subjetividad a subjetividad con otras mujeres, para contribuir con acciones específicas a la eliminación social de todas las formas de opresión y al apoyo mutuo para lograr el poderío genérico de todas y al empoderamiento vital de cada mujer».

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