El movimiento feminista de este inicio de siglo tiene como uno de sus principales argumentos la amistad entre mujeres, y hace tanto hincapié en él que parece que las «millennials» inventaron la sororidad. Pero no, los lazos entre mujeres siempre han estado ahí.
Redacción INSUMISAS
Tanto insisten la publicidad, las entrevistas con artistas y activistas y las influencers en esta cuestión de la sororidad, que pareciera que no hubiera existido jamás una buena relación entre mujeres, y que antes de este siglo éramos enemigas, contrincantes, adversarias y rivales. Sin embargo, las mujeres siempre han cultivado una amistad de género que nos ha permitido enriquecer nuestra existencia y superar las barreras machistas y muchos problemas de índole social y personal.
El énfasis en la reafirmación de la sororidad que hacen hoy las activistas del feminismo millennial tiene mucho que ver con la desarticulación de lo colectivo que se produjo a partir de los años 80 y 90, con los discursos individualistas que insistían en la superación personal, la competitividad y el modelo de la mujer empoderada, totalmente perfecta al ser una madre entregada, una esposa atenta, una amante salvaje y una profesional impecable al precio que fuera.
En los 90, el espejismo de la igualdad impulsó a muchas mujeres a la cima de sus profesiones, pero las barreras que impedían su ascenso aún eran invisibles. En este contexto de ambición profesional, escasez de puestos y techo de cristal invisible se crea el mito de las mujeres rivales y enfrentadas a sus compañeras. «Nos hicieron creer que éramos enemigas por naturaleza, de la misma manera que quisieron que creyéramos en nuestra inferioridad natural», afirmó la escritora y ex ministra de cultura de España Carmen Alborch. «Vivimos inmersas en la comparación, midiéndonos constantemente. Aprendemos a competir para sobrevivir, siempre desde la escasez», explicó.
Sin embargo, donde la ayuda mutua fue siempre un alivio para la vida, la solidaridad y la amistad siguió circulando como uno de los apoyos importantes en la lucha contra la precariedad, y hoy, en un contexto más solidario y atento con la otredad, parece que la sororidad es algo nuevo, pero la amistad y la buena voluntad entre mujeres es algo que data de la prehistoria y solo ha sufrido periodos de interrupción en épocas marcadas por un feroz individualismo.