La exitosa llegada del vehículo de investigación Perseverance a la superficie de Marte copó todos los titulares de prensa la semana pasada, y al comenzar a escudriñar en los pormenores del proyecto los medios de comunicación se encontraron con una historia de esperanza y superación.
Redacción INSUMISAS
Diana Trujillo es una joven científica originaria de Cali, Colombia, que formó parte del equipo que diseñó el brazo robótico y dos instrumentos del Perseverance. Esta labor, ya de por sí meritoria, toma tintes de auténtica hazaña al considerar que Diana llegó sola a los Estados Unidos cuando tenía apenas 17 años, sin hablar inglés y con sólo 300 dólares en el bolsillo.
Ante el éxito de la misión a Marte, su nombre ha pasado a formar parte de los titulares de moda, y en cuestión de días ha concedido innumerables entrevistas para contar los pormenores de su papel en la nueva aventura espacial de la NASA y de su meteórica carrera científica.
La colombiana cuenta que llegó a los Estados Unidos con el sueño de convertirse en ingeniera espacial, después de vivir su infancia y adolescencia en la convulsa Colombia de los años 80. Se instaló en Miami, Florida, sin tener idea de qué podía hacer para ganar dinero y costearse una carrera, pero fue precisamente este enfrentamiento con lo desconocido el que forjó una de sus más preciadas habilidades como profesionista: saber sacar adelante tareas y retos inéditos, para los que aún no hay manuales ni certezas, y esa es precisamente la característica del vehículo en cuyo diseño participó.
Confiesa que en el camino se tuvo que deshacer de su innata timidez, para enfrentarse a la vida e interactuar sin complejos con muchas personas, lo que sin lugar a dudas le ayudó a alcanzar la posición que ahora ocupa. Y está lejos de sentirse satisfecha: tiene en la mira participar en futuras misiones, incluso como parte de la tripulación, a la Estación Espacial, a la Luna o al mismo Marte que ahora está ayudando a explorar.